El mundo actual se enfrenta a retos de un alcance y envergadura sin parangón: el crecimiento demográfico, la acumulación de riqueza y la evolución de la tecnología, el riesgo para la conservación de la biodiversidad, incluida la especie humana. Consciente de estos retos la comunidad internacional se dotó de los ambiciosos ODS y en cuya consecución se ha de avanzar a fin de salvaguardar la esperanza y calidad de vida de las generaciones presentes y futuras. Así, es necesario desarrollar políticas de acción y metodologías que nos dirijan hacia la dirección correcta. Conscientes de ello, las organizaciones internacionales están intentando poner en marcha procesos participativos en cascada para asegurar un avance orientado hacia la consecución de los ODS. Como resultado de uno de estos procesos floreció la Agenda Urbana al objeto de lograr asentamientos humanos más sostenibles, inclusivos, seguros y resilientes. Mas, la magnitiud de esta tarea es ardúa y la herramienta para conseguirlo compleja; además, toda la sociedad se ha de comprometer para su consecución. Así, la Universidad como institución no puede ser una excepción. La Academia cuenta con el saber y los recusos necesarios, por lo que es obligación de la misma asumir parte de la responsabilidad.

La tarea es ardúa, ya que no son válidas soluciones parciales planteadas desde un ámbito concreto, por muy potente que éste pueda parecer. Son muchos los campos de conocimiento llamados a aportar su grano de arena: economistas, arquitectos, ingenieros, geográfos, sociólogos, médicos, ambientalistas, juristas, biólogos, humanistas y un largo etcétera.

Y esto es lo que ha hecho la Universidad de Valladolid con la aprobación y puesta en marcha del Título Propio de Máster en Agenda Urbana para el Desarrollo Local. Hecha la llamada se ha conseguido una respuesta sin precedentes. La contestación ha sido espectacular. Se ha sido capaz de poner a disposición de los alumnos una formación multidisciplinar y estructurada en base a un andamiaje común.